El olivo
SITUACIÓN TAXONÓMICA
El olivo, Olea europaea L., pertenece a la familia botánica Oleaceae, que comprende especies de plantas distribuidas por las regiones tropicales y templadas del mundo. Las plantas de esta familia son mayormente árboles y arbustos, a veces trepadores. Muchas de ellas producen aceites esenciales en sus flores o frutos, algunos de los cuales son utilizados por el hombre. De unos 29 géneros de esta familia, los que tienen interés económico u hortícola son Fraxinus (fresno), Jasminum (jazmín), Ligustrum (aligustre), Phillyrea (agracejo), Syringa (lilo) y Olea (Heywood, 1978).
Hay unas 35 especies en el genero Olea. Incluida en la especie Olea europaea L. están todos los olivos cultivados y también los acebuches u olivos silvestres. Hay diferencias de opinión sobre cómo subclasificar dentro de la especie, pero generalmente se considera que los olivos cultivados pertenecen a la subespecie sativa y los olivos silvestres (acebuches) a la subespecie sylvestris.
Olea europaea L., el olivo, es la única especie de la familia Oleaceae con fruto comestible. Es una de las plantas cultivadas mas antiguas, cuyos orígenes como cultivo son de unos 4000-3000 años antes de Cristo en la zona de Palestina. Actualmente el 95% del área mundial cultivada se encuentra en el área mediterránea.
ESTRUCTURAS VEGETATIVAS
El olivo cultivado es un árbol de tamaño mediano, de unos 4 a 8 metros de altura, según la variedad. Puede permanecer vivo y productivo durante cientos de años. El tronco es grueso y la corteza de color gris a verde grisáceo. La copa es redondeada, aunque más o menos lobulada; la ramificación natural tiende a producir una copa bastante densa, pero las diversas prácticas de poda sirven para aclararla y permitir la penetración de la luz. Caracteres del árbol como la densidad de la copa, el porte, el color de la madera y la longitud de los entrenudos varían según el cultivar. También la forma del árbol es influida en gran medida por las condiciones agronómicas y ambientales de su crecimiento y, en particular, por el tipo de poda; en este sentido, el olivo demuestra una gran plasticidad morfogenética.
El olivo es un árbol polimórfico, con fases juvenil y adulta. Las diferencias entre estas fases se manifiestan en la capacidad reproductora (solamente en fase adulta), en el potencial para el enraizamiento (mayor en la fase juvenil) y en diferencias morfológicas en hojas y ramos. Las hojas juveniles son más cortas y gruesas, y los ramos con entrenudos más cortos. La transición del estado juvenil al adulto no es solamente temporal, a partir de los 5-8 años en árboles que se han originado de semillas, sino también espacial, siendo las zonas más cercanas al suelo las más juveniles. Por ejemplo, las varetas que frecuentemente salen de la base del tronco tienen un estado más juvenil que los ramos que se forman en las parte superiores del árbol.